Los Angeles – City of the Future?

«Los Angeles – City of the Future?» es un documental de la BBC2 realizado en el año 1992 que contó con dos consultores académicos de lujo: uno de ellos, Kenneth Thompson, es también el narrador del mismo; y el segundo es Edward W. Soja.

…the extraordinary diversity of images and cultural experiencies that characterizes the postmodern city: different groups and different lifestyles are all on display in the carnival-like atmosphere. All is on offer for those who can afford it, whether it’s developing a skill, entertaining a crowd or losing yourself in new shapes and spaces.

Las palabras de Soja en esta introducción vienen acompañadas por imágenes dispersas de Venice Beach: una multitud reunida ante un artista callejero, una mano de plástico bailando sobre la calle para atraer a los peatones o un hombre disfrazado de Elvis tocando una guitarra.

El documental aparece, de hecho, como una interrogación acerca de lo que significa la postmodernidad y los cambios que, supuestamente, iba a traer a la ciudad. Situemos el contexto de la época: tras los convulsos años 70 y la primera oleada neoliberal de los 80, la globalización dejaba de ser algo teórico y cristalizaba en políticas concretas en las ciudades. Esos mismos flujos internacionales de capital, que por ejemplo se habían visto en las calles de un futuro Los Ángeles en la película Blade Runner, ya ocupaban zonas de la ciudad y modificaban su fisonomía. La postmodernidad, que había empezado como un debate intelectual francés a finales de los 60 y durante los 70, se había convertido en algo concreto, primero pasando a la arquitectura (como vimos en La condición de la posmodernidad de Harvey) y luego al resto de las artes para acabar, finalmente, en las calles.

El documental en seguida nos sitúa: la postmodernidad no es la posibilidad de escoger entre muchas opciones sino también fragmentación y segmentación. Todos los sueños (y pesadillas) de la distopía tardocapitalista aparecen reflejados: el miedo a ser asaltado por la calle, las distintas ecologías que viven casi aisladas unas de otras y el recurso a la segregación y el aislamiento de las gated communities con seguridad privada y de los centros comerciales con sus simulacros de espacio público.

El primer elemento destacado es el Hotel Bonaventura, que Jameson convirtió en la piedra de toque de su reflexión sobre la postmodernidad. Un Soja sentado frente al hotel comenta cómo dicho edificio refleja la experiencia postmoderna tanto desde su exterior (puesto que está en el centro financiero de Los Ángeles, un centro financiero que se yergue como punto de contacto entre el capital etéreo y flexible y sus sedes de poder) como desde su interior (la propia experiencia humana al contemplar el hotel y transitarlo).

Es una experiencia que hay que vivir, comenta Soja: hay que entrar en el hotel, perderse en él; está, de hecho, construido para perderse, para que sea imposible orientarse y haya que ceder a la autoridad: los carteles, las indicaciones, preguntar a alguien. Pero incluso esa autoridad está ausente, porque nunca se tiene claro quién es la verdadera autoridad, como sucede en la ciudad, fragmentada y multipolar, del tardocapitalismo. Esta experiencia de pérdida y desazón es la misma que se vive en la ciudad postmoderna, donde el centro es la periferia y la periferia puede ser central; donde cada punto (o cada nodo) es, en definitiva, sólo en tanto que su relación con la red donde se lo sitúe.

La descripción del espacio continúa: las góndolas, los ascensores que suben y bajan, las escaleras de cemento y los muros que aparecen donde menos se los espera; las tiendas que no tienen compradores (se han perdido), los clientes del hotel arrastrando sus maletas en busca de sus habitaciones o la recepción y los sillones a la espera de alguien que se relaje en ellos que suelen aparecer vacíos, porque nadie es capaz de relajarse allí. «La sensación que prima», sentencia Soja, «es la confusión (dislocation), que fuerza al espectador / transeúnte a desarrollar un nuevo tipo de comprensión de su entorno espacial (space reality) para ser capaz de resistirse a sus encantos y señuelos».

El postmodernismo no es la recreación de un nuevo Disneyworld sino «la producción de un nuevo tipo de hiperrealidad más real que la propia realidad», define Soja usando la terminología de Baudrillard (Cultura y simulacro). El Hotel Bonaventura, de hecho, se levanta en un centro financiero que fue construido en el barrio de Bunker Hill a causa, sobre todo, de la voluntad de los inversores japoneses. Un parque temático más, como otros «parques temáticos centrales» de la zona, también especializados e hiperreales:

  • Citadel LA (como la llamó Soja en un artículo que leímos en Postmodern Cities & Spaces), que es el segundo centro administrativo -y político, y policial- de todo Estados Unidos;
  • el Grand Central Market, que era en la época el centro de la comunidad latina de la ciudad, construido para simular los mercados de una ciudad de México;
  • Rodeo Drive, con sus tiendas a imitación de las boutiques europeas;
  • Chinatown, Little Tokyo y tantos otros, que se levantan junto a Skid Row, una avenida de vagabundos que marca el límite de la ciudad «habitable».

Al caminar por el centro de Los Ángeles uno tiene la sensación, dice Soja, de estar en una «isla flotante» del Primer Mundo rodeado de hordas de inmigrantes del Tercer Mundo (la terminología deja claro el contexto histórico) que tratan de buscar un lugar mejor.

Con este concepto de «espacios disjuntos» se abre una nueva fase en el documental. El primer territorio que se describe lo presenta Nadie Battle, asistente social y mediadora en uno de los barrios «complicados» de la ciudad (es decir: guetos negros). El trabajo de Battle consiste en recorrer esos barrios y los territorios de las bandas de la zona y, cuando están en tregua, visitar las escuelas para ofrecer alternativas a los niños y los jóvenes que están siendo reclutadas. Las vallas en este barrio no son para protegerse, sino barricadas levantadas por la policía para tratar de disolver los puntos calientes de la guerra entre bandas y el narcotráfico.

El siguiente paso es un centro comercial que se encuentra en el barrio de clase media negra de Baldwin Hills. El gerente del mismo, Leo Ray Lynch, habla con orgullo de las reformas que han hecho y la seguridad que han implantado, lo que lo ha convertido en el centro comercial más seguro del sur de California. Disponen de vallas, cámaras y hasta una comisaría dentro del centro comercial con 6 policías dedicados sólo a mantener la seguridad. Lo que nos lleva, claro, a «Fortaleza LA«, el cuarto capítulo de Ciudad de cuarzo, de Mike Davis, donde el autor reflexionaba sobre la fortificación de Los Ángeles y la segregación espacial que generaba.

Siguiente núcleo: Park LaBrea, un complejo residencial con cerca de 10 mil habitantes, la mayoría de ellos blancos y de alto nivel adquisitivo, que recientemente ha sido vallado, convirtiéndose en una gated community. Se entrevista a un anciano residente de la zona; su mujer, cuando sufrieron un robo con violencia en el hogar, sufrió un ataque al corazón y, tras tres años inválida, murió. Él, por lo tanto, está más que satisfecho con el hecho de que su comunidad tenga mayor seguridad, como lo está también el matrimonio joven con un bebé recién nacido que se alegra por el amplio espacio de que disponen en el complejo para pasear. La pareja provienen de Nueva York y, ante la pregunta de qué echan de menos, comparan ambas ciudades: y si la primera tiene una increíble vitalidad callejera, la segunda es «celular», forzando a saltar entre terrenos dispersos que reflejan realidades distintas.

De nuevo Soja reflexiona, esta vez sentado en los jardines Noguchi, sobre lo que llama «outer cities», que vendrían a ser las edge cities que hemos referido en ocasiones en el blog: ciudades medianas o pequeñas, creadas a remolque de las grandes ciudades, que se aprovechan de su conectividad (aeropuertos, autopistas, trenes de gran velocidad) pero se levantan a las afueras. Suelen ser residenciales, con amplios espacios verdes, y no es extraño que orbiten alrededor de una única empresa o de un campo tecnológico cercano. Presentan las ventajas de la cercanía a la gran ciudad pero sin los inconvenientes de la aglomeración o el alto precio del terreno. Soja las define como «el resultado de los procesos de territorialización y desterritorialización» (como ya hizo en su libro Postmetrópolis) pero pueden verse, desde la perspectiva, como una nueva configuración urbana surgida a raíz de los flujos de la globalización o de la propia configuración espacial necesaria (o cómoda, sin más) para el tardocapitalismo.

Algunas edge cities se constituyen como reservas de una bolsa de mano de obra inmigrante que sirva a estos nuevos espacios tecnológicos; otras se convierten en verdaderos parques temáticos, como Mission Viejo (que el documental, de forma harto extraña, define como una comunidad con «casas de la España de la época de Cervantes», lo que no deja de ser sorprendente… y poco acertado). El gestor (o gerente, no queda claro… o propietario, incluso) de Mission Viejo define el lugar como una comunidad planificada (actualmente tiene unos 100 mil habitantes) con unas normas concretas para facilitar la convivencia de los vecinos. Estas normas, que todo nuevo habitante debe acatar y aceptar antes de mudarse, incluyen el control del paisajismo y de ciertas conductas. Por ejemplo: no se puede reparar el coche en la parte delantera de la casa, porque puede dejar manchas de aceite que «ofendan a los vecinos»; ni aparcar un coche grande frente a la casa de otro vecino, pintar la fachada de un color que no esté aceptado por la comunidad (que no deja de ser la asamblea de vecinos) o poner una canasta de baloncesto en determinados jardines. Los árboles se podan con frecuencia, se intenta que no haya malas hierbas y, en definitiva, se rodea las casas de un «paisaje» artificial.

Mission Viejo es una de las fábricas de hiperrealidad, distinta a las fábricas de hiperrealidad a las que ya estamos acostrumbrados, como Hollywood, la fábrica de sueños, o como la «abuela» de todas ellas, Disneyland.

El problema, como destaca Soja, es que estas fábricas de hiperrealidad usan como herramienta esencial la imagen y todo pasa a orbitar a su alrededor: las cosas no son lo que son, sino lo que parecen, con el riesgo de disolverse en función de aparentar (lo que ya analizó Neil Leach en La an-estética de la arquitectura). O, volviendo a Baudrillard: la construcción de una copia de un original que tal vez ya ni siquiera existe o que nunca existió.»

Pueden encontrar el documental completo aquí (además de una reseña más que interesante sobre el mismo) y en YouTube.

«Barcelona. City for sale», documental de Laura Álvarez

En la Barceloneta [barrio céntrico y marítimo de Barcelona] ya hace tiempo que tenemos un problema muy grande: los pisos turísticos. Por las noches es imposible dormir, porque los extranjeros montan fiestas sin cesar; no tienen respeto por los vecinos que tienen que madrugar para trabajar. Los precios han subido muchísimo, es casi imposible encontrar vivienda de alquiler y a los abuelos que han residido aquí se los presiona para echarlos del barrio.

«Barcelona. City for sale» es un documental de Laura Álvarez que trata el tema de la presencia masiva del turismo en algunos barrios de Barcelona, sobre todo los del centro, y los distintos procesos de gentrificación que se dan en la ciudad. Tratamos el tema muy recientemente, a propósito de la conferencia de Raquel Rolnik «Las ciudades, en manos de las finanzas globales«, donde la arquitecta brasileña ponía como ejemplo el caso Barcelona: buscando singularizarse y destacar con la excusa de los Juegos Olímpicos, Barcelona se ofreció a los inversores globales como lugar no sólo donde vivir, sino también donde invertir, donde siempre habría turismo y por lo tanto negocio. Y con ello obligó a sus ciudadanos a competir por la vivienda con las grandes fortunas del mundo, con el resultado de que los ciudadanos fueron poco a poco apartados del centro, de barrios anteriormente humildes y que ahora se ofrecen al turismo ya sea como alquileres o como zona de negocios destinadas a ellos.

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El documental de Laura Álvarez sigue cuatro casos concretos, los cuatro en el mismo barrio, Ciutat Vella, y su día a día en una zona repleta de turistas. Los cuatro permanecen como rara avis en sus viviendas rodeados de apartamentos turísticos (uno vive incluso en lo que ahora es un hotel y su vivienda es la última del hotel que no es una habitación ofertable) o bien en el vacío, a la espera de que se muden o mueran para que los nuevos propietarios del edificio lo reconstruyan o lo demuelan y puedan construir un nuevo bloque destinado al turismo, mucho más lucrativo.

El documental tiene un tono costumbrista que me parece algo innecesario. Es cierto que tienen imágenes muy significativas, como la del último residente de lo que ahora es un hotel entrando en su casa y comentando que ni siquiera tiene llave del portal o que carece de buzón o de la señora que sale a hacer la compra con su carrito y se ve obligada a ir esquivando turistas por las Ramblas, sin duda una de las calles de Europa más transitadas por los turistas; sin embargo, los protagonistas a menudo se ven incómodos por la presencia de la cámara y tienen conversaciones forzadas y poco naturales, como la inicial entre dos mujeres en la playa comentando lo mucho que echan de menos el pasado, cuando la playa era un lugar tranquilo.

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Echo de menos, también, un trato algo más alejado del tema, no tan personal: la presencia de un sociólogo o un antropólogo (Manuel Delgado tiene un libro titulado «La ciudad mentirosa: fraude y miseria del «modelo Barcelona», por citar sólo uno, pero hay varios sobre el tema), de políticos o autoridades que expliquen la normativa vigente y si ésta se está cumpliendo o no, incluso de los inversores o inmobiliarias implicadas en el tema.

Urbanized, de Gary Hustwit

Urbanized es un documental del director americano Gary Hustwit. Forma parte de una trilogía, The Design Trilogy, compuesta por Helvetica (2007), Objectified (2009) y Urbanized (2011), que estudia el diseño industrial, la tipología, la planificación urbana o la arquitectura, cómo se formaron y sus últimas tendencias.

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Urbanized empieza explicando cómo, en las ciudades, cada vez vive una mayor porción de la población mundial (ha alcanzado recientemente el 50% y se calcula que para el 2050 el 70% de la población residirá en ciudades), lo que implica enormes complejidades para cúmulos de habitantes cada vez mayores. Para el 2050, Mumbay será la capital más poblada, con alrededor de 40 millones de habitantes, la misma cifra que Londes y Tokyo… pero en condiciones mucho peores. Sigue leyendo «Urbanized, de Gary Hustwit»