Venimos del primer artículo y las tres revoluciones urbanas. La cuestión actual quedó en el aire, tras los estudios de, sobre todo, Castells y Harvey.
«Los límites de la ciudad se están volviendo más porosos, entorpeciendo nuestra habilidad para trazar líneas claras entre lo que se encuentra dentro de la misma en tanto opuesto a lo que se ubica fuera, entre la ciudad y el campo, las zonas residenciales de las afueras y lo que no es ciudad; entre una ciudad región metropolitana y otra; entre lo natural y lo artificial. Lo que alguna vez constituyó claramente para la ciudad «otro lugar», ahora está entrando en su zona simbólica ampliada.» (p. 221).
Uno de los polos en los que se moverá Soja (no el único) es el de la desterritorializacón y la reterritorialización. El primer concepto tiene que ver con la creciente debilidad que caracteriza los vínculos con el hogar, con un lugar, con las comunidades y culturas (geográficamente) definidas. El segundo es, si acaso, la forma como esas vinculaciones, debilitadas, se forman de otros modos, diferentes y más complejas que las anteriores. Debido a los movimientos migratorios (no sólo de estado a estado, sino incluso de barrio a barrio, a medida que una ciudad se ve sacudida por los vaivenes del capital o la gentrificación), las personas crean nuevos vínculos, no necesariamente tan estables como los anteriores pero, si acaso por ello, más complejos de entender.
- La metrópolis industrial postfordista
En este aspecto de la posmetrópolis fordista se aborda el tema de la industria. Ya hemos visto cómo durante la Revolución Industrial ésta ocupó, primero, los centros urbanos; luego fue relegada a su periferia, en polígonos y alejada; finalmente se desdobló y ocupó espacialmente las afueras, con grandes espacios, almacenes y naves destinadas a sus obreros; pero las sedes, revestidas de prestigio, ocuparon el centro de la ciudad. Recordamos ahora a Saskia Sassen y sus ciudades globales: cuando el capital se volvió global, ocupar una ciudad determinada añadía prestigio a la firma, por lo que el centro de la ciudad ya no bastaba.
- Cosmópolis
La emergencia de las ciudades en el nuevo mundo global. De nuevo, Saskia Sassen, pero esta vez con la configuración global del papel que adopta la ciudad. Poco a poco, las ciudades han ido apropiándose del papel que antes jugaban los Estados-nación: la diplomacia, las relaciones comerciales, la búsqueda de nuevos socios e inversores capitalistas.
Al mismo tiempo que estos poderes, sin embargo, en las ciudades han surgido otros como respuesta: la indigenización, la colmenización de la cultura, el brote de nuevos movimientos urbanos ecologistas, feministas, alternativos. Existen nuevas relaciones de poder entre el centro y la periferia, la hegemonía y la heterodoxia. Volvemos a Castells y el espacio de los flujos, al mito de la ciudad global o la aldea global de McLuhan.
- Exópolis
Los dos primeros apartados trataban sobre los dos grandes procesos que se dan sobre la ciudad: reestructuración económica y globalización. Los dos siguientes, igual de entrelazados, tienen que ver con los cambios que se dan en las ciudades a tenor de estos dos procesos: su forma física y geográfica, en primer lugar, y las desigualdades sociales y económicas y el nuevo orden social, en la siguiente.
Dos conceptos distintos como son la aparición y expansión de suburbia, por un lado, y la desterritorialización de la ciudad (gentrificación, barrios emergentes, pérdida de lazos vecinales) han llevado al concepto de «ciudad light», city lite (en el libro homónimo de Thomas Bender): un lugar donde las personas van a pasear, consumir, ver el teatro y comprar; pero no en el que habitan, pues no pertenece a nadie. Viene a la mente el discurso de Bauman analizando los no-lugares de Marc Augé: La Defénse de París y como ésta no pertenece a nadie, ni la City de Londres, más que al capital, un ser anónimo, apátrida, que sigue los flujos de dinero y espera que las ciudades se le acomoden, sino en su totalidad, al menos en algunos de sus barrios, homogeneizados e higienizados para disfrute de dichas élites.
- La ciudad fractal
Debido a todos los procesos anteriores, la socialidad se halla fragmentada, fluida, descentralizada y reorganizada en un mosaico difícil de entender y que ha trascendido conceptos como raza, clase o hasta nivel socioeconómico. En las postmetrópolis conviven los dos extremos de esta cadena: una clase de profesionales superiores, que ansía el centro y está dispuesta a expulsar a los antiguos moradores del actual barrio de moda; y las clases más desfavorecidas, que son quienes les sirven y limpian sus hogares y oficinas y les preparan comidas y suplen sus necesidades, que se ven a menudo impelidos al extrarradio o bien al barrio más paupérrimo del momento.

Pero este movimiento, que en la metrópolis era posible geolocalizar (y seguir los pasos de la burguesía y del proletariado de barrio en barrio, pues se movían en masa) se da en todas las escalas: los barrios se van devaluando o gentrificando; los primeros exiliados huyen a un nuevo barrio, de modo que conviven unos pocos ciudadanos autóctonos con los nuevos recién llegados; aparecen tiendas para éstos, pues su estilo de vida da más dinero que el de los antiguos moradores; más de éstos deben huir, pues no pueden comprar ni llevar su ritmo de vida en un barrio encarecido; finalmente sólo quedan los parias. El proceso es largo, se extiende en el tiempo y tanto el barrio pobre al que deben huir unos como el barrio rico del que vienen los otros pasa de ser uno a otro con el tiempo; todo fluye, en cada barrio coexisten, en diferentes momentos, este extremo de personas; la ciudad se refleja en el barrio, cada barrio en una calle, formando una imagen fractal.
- El archipiélago carcelario
Finalmente, las dos últimas visiones de la ciudad estudian qué han supuesto los cambios vividos por los procesos anteriores. ¿En qué se han convertido las ciudades, como es que sus habitantes no se han plantado ante los cambios, qué supone, hoy en día, habitar una postmetrópolis?
El primer capítulo sigue la estela de Ciudad de cuarzo, de Mike Davies. En el libro se destaca cómo las ciudades se han ido volviendo entornos carcelarios, cada vez más controlados, así como del urbanismo obsesionado por la ciudad. En el libro enlazado más arriba de Bauman ya se hablaba de las gated communities, lugares cerrados de Estados Unidos y Sudáfrica donde, mediante el pago de un módico precio, se vive rodeados de muros y de seguridad privada, para evitar que los no deseados, los excluidos, puedan acercarse a la tierra prometida.
Tratábamos en este blog hace poco la arquitectura hostil, aquella que concibe a determinados ciudadanos como algo peligroso que hay que ahuyentar y que llena los espacios públicos de pinchos, desniveles y bancos individuales, para evitar al vagabundo, al pordiosero, al pedigüeño, a cualquiera que no pueda o quiera seguir el ritmo de las ciudades actuales o desafíe, con su mera existencia, el discurso dominante. No es necesario mentar las cámaras, omnipresentes hoy en día a merced del discurso de la seguridad, ni la completa cesión de privacidad del paseante; la percepción de esa necesidad de seguridad (¿falsa?) lleva al miedo, a la paranoia, a ceder y quererse resguardar del exterior.
- Simcities
Si en el capítulo anterior se trataban las tecnologías físicas con las que controlar a la población, éste último trata sobre las tecnologías que fijan el imaginario urbano, también con capacidad de controlar al ciudadano ofreciéndole ideas preconcebidas sobre la ciudad.
Es necesario mentar a Jean Baudrillard y la precesión del simulacro: el mapa ya no sigue a la ciudad, sino que la antecede; miramos antes Google Maps que la ciudad que pisamos. El libro, de 2008, es anterior al auge de las redes sociales, especialmente las visuales (Instagram, pinterest), por lo que se habla de la Guerra del Golfo y de cómo se libró más en la CNN que en Oriente Medio. No se trata el hecho de la horda de turistas que persigue los monumentos con el ansia de fotografiarlos y verse a sí mismo en el lugar en que ha visto a tantos otros tantas veces; ni de cómo las ciudades se ofrecen ante estos turistas, desplazando, si es necesario, al ciudadano autóctono. Se habla de SimCity, de Blade Runner, del ciberespacio y, por supuesto, de William Gibson y Neuromante, si bien no es necesario llegar a las exageraciones para entender lo de virtual que hay en las ciudades actuales, convertidas tanto en representación virtual como en producto de márketing.
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