TAW (II): Meet the CEO: The Assyrian King

Segunda parte de este fascinante curso sobre el Imperio Asirio, impartido por Karen Radner. En este tema, nos centramos en la figura del rey.

Tema clave: el Dios y su dirigente. Cuando se fundó, la ciudad de Asur tenía el mismo nombre que su Dios, Aššur, situado en una montaña junto a la ciudad, donde también se alzó el templo. No es casualidad que ambos compartan el nombre: la ciudad se veía como una manifestación del Dios, como otra dimensión del mismo. El dirigente, que no se llamó rey hasta tarde, era su representante en la tierra, y tenía la misión de proteger, guiar, ordenar a las personas de la ciudad, con distintos nombres que enfatizaban distintos aspectos de su misión. A diferencia de los faraones, a los que se consideraba dioses en la Tierra, el dirigente de Asur no era divino, sino escogido por la divinidad (algo similar al Papa en la actualidad). La ciudad tenía una asamblea, formada por los líderes de los clanes principales, que es quien gobernaba, mientras que el monarca tenía un papel de líder, más ceremonial y representativo.

En el siglo XIV a. C., esta situación cambió, al pasar Asur de una ciudad-estado a una ciudad en expansión al añadir conquistas territoriales tras diversas guerras. Aššur-ubalit fue el primero en proclamarse rey, y en dotar a su figura de mucho más poder que los anteriores dirigentes. Al aspecto ceremonial, de guía espiritual y religioso, se le añadió el de líder militar; cada victoria en el campo de batalla se veía como una demostración de que el monarca gozaba del favor divino. La monarquía parlamentaria de la ciudad-estado de Asur se convirtió en una monarquía absolutista del reino de Asiria.

La familia real tenía un estatus especial. Sólo los hombres contaban en la línea de sucesión, y hubo traiciones y asesinatos, pues matar al sucesor no descalificaba para ser monarca, al contrario, era visto como contar con el favor del Dios. A pesar de ello, todos los reyes descendían de una misma familia, lo que los convierte en una de las dinastías que mayor tiempo reinaron ininterrumpidamente a lo largo de la historia. La figura real, por lo tanto, quedaba separada de los meros mortales, hasta el punto de que, en las épicas de la creación, primero se creó a los humanos y luego, en un aparte, se creó la figura del rey para hacerlo sabio, bello, especial. La figura del rey debía ser perfecta, por lo que los eunucos, por ejemplo, quedaban descartados.

En el 879, 500 años después de que Aššur-uballit tomase el título de Rey, la corte sufrió otro gran cambio al ser trasladada a Kalhu, una ciudad a 70 kilómetros al norte de Assur. El estado de Asiria era el más poderoso de la región, por lo que el Rey se convirtió en una figura que dominaba las provincias cercanas: el líder de un Imperio.

kalhu.jpg

Kalhu fue concebida como una maravilla arquitectónica, para impresionar y mostrar la verdadera potencia y belleza del Imperio. Además, fue un golpe político perfecto orquestado por el Rey: por un lado despojaba de poder al concilio de dirigentes que había gobernado la ciudad de Asur, y por el otro alejaba también la presencia del Dios Aššur. Se erigieron otros templos en Kalhu, aunque ninguno a Aššur y sí a otros dioses de Asiria que el Imperio había ido incorporando al asimilar nuevas provincias; pero el palacio del Rey era mayor incluso que todos los templos combinados. El Rey que dio esta vuelta de timón fue Ashurnasirpal II.

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En la decoración del palacio primaron dos motivos:

  • imágenes de tributos rindiendo homenaje al Rey, de forma pacífica, por un lado, y de súbditos que rechazaban este dominio y sufrían una derrota caótica y cruel;
  • imágenes de la relación entre el Rey y el Dios, para dejar claro que, aunque hubiese alejado la corte, el poder del Rey seguía emanando de la divinidad.
rey y dios
A derecha e izquierda la misma figura, para mostrar que no era un acto puntual sino un momento eterno: un espíritu guardián protege al Rey, segundo por la derecha y por la izquierda, que se encuentra ante el Dios, en el centro y arriba, mostrado en figura terrenal que sostiene el símbolo del poder, el círculo, y sobrevuela la tierra.

Esta figura, que estaba repetida en el palacio, además fue repartida en forma de cilindro por todo el Imperio, como mensaje de que la relación con el Dios no terminaba por haber desplazado la capital.

Templos y festividades religiosas. El Templo es al mismo tiempo el lugar donde la divinidad reside y el lugar donde se lo venera. Existían cientos de dioses en Asiria (cada ciudad tenía su propio dios o diosa, más su pareja, más probablemente uno o dos hijos, además de los dioses comunes que eran adorados en gran cantidad de ciudades), pero el templo es más que el edificio: es casi un ser vivo, una manifestación del dios.

Los actos de adoración al dios no pasaban por una clase sacerdotal, sino que se llevaban a cabo como servicios al templo: cocinar un determinado plato que gustase al dios, o cantarle, o vestir su estatua. (Curiosamente, el dios comía sorbiendo el aroma de la comida, lo que luego dejaba el plato intacto para que la comunidad pudiese compartirlo.) Todas estas acciones mundanas se llevan a cabo sólo por hombres, incluso cuando el dios requiere una parte aguda en la canción, es un hombre cantando en falseto quien la interpreta.

De vez en cuando se celebraban festivales en los que se sacaba al dios en procesión, y los dioses celebraban, por ejemplo, carreras entre ellos (aunque no se sabe con certeza cómo lo hacían) o el dios y su pareja iban a comer a un parque cercano, de forma que la multitud pudiese ver al dios y formar parte de su veneración.

Peticiones a los dioses: la importancia de la adivinación. El Rey es el representante de Aššur en la tierra, sí, pero Aššur no es el único dios con el que tiene que relacionarse: como dirigente de toda la civilización asiria, el Rey está también vinculado con todos los otros dioses, con los que se relaciona mediante la adivinación.

adivination

Normalmente, la adivinación se llevaba a cabo leyendo las entrañas de los animales, concretamente el hígado. Primero se consagraba el animal, se lo sacrificaba y sólo entonces se abría para leer el mensaje, que siempre consistía en «sí» o «no».

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Los 13 puntos del hígado, cada uno de los cuales arrojaba una respuesta de «sí» o «no»; se sumaba el total y se obtenía la respuesta definitiva.

La otra forma de obtener información sobre el futuro nos es mucho más cercana: la astrología. Mesopotamia es el lugar donde tuvieron origen tanto la astronomía como la astrología, es decir, la observación de las estrellas; de hecho, la mayoría de constelaciones que usamos aún hoy en día derivan de figuras que ellos vieron en los cielos.

Abandonando Assur. Me ha llamado la atención un dato curioso: tras el traslado a Kalhu, la nueva capital, en el 879, los reyes serán enterrados en el Palacio Real original de Assur, es decir, vuelven a la ciudad original, mientras que la reina y el resto de la familia real son enterrados en Kalhu, la nueva capital. Esto simboliza la estrecha relación entre el rey y la divinidad.

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Dibujito que esquematiza el paso de Assur (izquierda) a Kalhu (derecha)
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