Sexta y última lección sobre el Imperio Asirio impartida por Karen Radner.
¿Por qué un Imperio? Durante el siglo IX a. C., por primera vez, se usan los caballos en la guerra para algo más que para tirar de los carros: se forman las primeras unidades de caballería, que pronto se demuestran mucho más efectivas que las unidades de infantería. El problema es que aún no existen estribos y se monta sobre unas mantas, por lo que la destreza exige soldados profesionales, que se dediquen a tiempo completo a las artes de la guerra.
Hasta ahora, los carros los habían dirigido siempre los nobles, que eran los únicos con suficiente tiempo libre para entrenar, y el ejército lo formaban ciudadanos que durante unos meses al año dejaban su profesión y eran llamados a filas. En el siglo IX, el ejército se profesionaliza, con soldados que se ejercitan, y reciben una paga por ello, durante todo el año, lo que dispara la factura militar. ¿De dónde obtenía Asiria ese dinero? Pues una de las soluciones era enviar a ese ejército permanente a conquistar las provincias cercanas, o a amenazar con hacerlo: de forma que en el primer caso se amplían las provincias que pertenecen al reino, y en el segundo se consiguen estados cliente dispuestos a pagar para evitar ser conquistados. Pero, una vez amilanadas las provincias exteriores, ¿por qué no detenerse ahí?, ¿por qué dar el paso de alcanzar su soberanía y establecer un Imperio? Sigue leyendo «TAW (y VI): The Fruits of Empire: Expenses and Revenue»