En la Barceloneta [barrio céntrico y marítimo de Barcelona] ya hace tiempo que tenemos un problema muy grande: los pisos turísticos. Por las noches es imposible dormir, porque los extranjeros montan fiestas sin cesar; no tienen respeto por los vecinos que tienen que madrugar para trabajar. Los precios han subido muchísimo, es casi imposible encontrar vivienda de alquiler y a los abuelos que han residido aquí se los presiona para echarlos del barrio.
«Barcelona. City for sale» es un documental de Laura Álvarez que trata el tema de la presencia masiva del turismo en algunos barrios de Barcelona, sobre todo los del centro, y los distintos procesos de gentrificación que se dan en la ciudad. Tratamos el tema muy recientemente, a propósito de la conferencia de Raquel Rolnik «Las ciudades, en manos de las finanzas globales«, donde la arquitecta brasileña ponía como ejemplo el caso Barcelona: buscando singularizarse y destacar con la excusa de los Juegos Olímpicos, Barcelona se ofreció a los inversores globales como lugar no sólo donde vivir, sino también donde invertir, donde siempre habría turismo y por lo tanto negocio. Y con ello obligó a sus ciudadanos a competir por la vivienda con las grandes fortunas del mundo, con el resultado de que los ciudadanos fueron poco a poco apartados del centro, de barrios anteriormente humildes y que ahora se ofrecen al turismo ya sea como alquileres o como zona de negocios destinadas a ellos.
El documental de Laura Álvarez sigue cuatro casos concretos, los cuatro en el mismo barrio, Ciutat Vella, y su día a día en una zona repleta de turistas. Los cuatro permanecen como rara avis en sus viviendas rodeados de apartamentos turísticos (uno vive incluso en lo que ahora es un hotel y su vivienda es la última del hotel que no es una habitación ofertable) o bien en el vacío, a la espera de que se muden o mueran para que los nuevos propietarios del edificio lo reconstruyan o lo demuelan y puedan construir un nuevo bloque destinado al turismo, mucho más lucrativo.
El documental tiene un tono costumbrista que me parece algo innecesario. Es cierto que tienen imágenes muy significativas, como la del último residente de lo que ahora es un hotel entrando en su casa y comentando que ni siquiera tiene llave del portal o que carece de buzón o de la señora que sale a hacer la compra con su carrito y se ve obligada a ir esquivando turistas por las Ramblas, sin duda una de las calles de Europa más transitadas por los turistas; sin embargo, los protagonistas a menudo se ven incómodos por la presencia de la cámara y tienen conversaciones forzadas y poco naturales, como la inicial entre dos mujeres en la playa comentando lo mucho que echan de menos el pasado, cuando la playa era un lugar tranquilo.
Echo de menos, también, un trato algo más alejado del tema, no tan personal: la presencia de un sociólogo o un antropólogo (Manuel Delgado tiene un libro titulado «La ciudad mentirosa: fraude y miseria del «modelo Barcelona», por citar sólo uno, pero hay varios sobre el tema), de políticos o autoridades que expliquen la normativa vigente y si ésta se está cumpliendo o no, incluso de los inversores o inmobiliarias implicadas en el tema.