África, la próxima fábrica del mundo

Damos con un artículo publicado en La Vanguardia de Irene Yuan Sun, consultora en McKinsey y autora del libro The Next Factory of the World: How Chinese Investment is Reshaping Africa. El artículo trata sobre cómo la industria china ha empezado a desplazar sus fábricas a África, en un movimiento (capitalista) bastante lógico: durante los últimos 30 años, el capitalismo occidental encontró en China su filón dorado, un lugar donde los derechos humanos y laborales no eran muy tenidos en cuenta, donde la mano de obra era barata y donde la protección medio ambiental tampoco suponía un gran coste. En 30 años, como todos sabemos, China ha pasado de país pobre a potencia que rivaliza con Estados Unidos (y en algunos aspectos lo supera, hablamos del crédito social chino, la tecnogobernanza, pero también podríamos hablar del crecimiento de sus ciudadescrecimiento de sus ciudades).

Ahora que China ya no es tan pobre, al menos gran parte de su población, es lógico que empiece a deslocalizar sus fábricas a un continente que aún lo es: África. El artículo explica la historia de la propia autora, cuando, recién terminada la universidad, fue a África a dar clases a niños analfabetos. El máximo futuro posible para esos niños, parecía, iba a ser vivir la vida de sus padres y seguir siendo agricultores; por mucha educación que la autora pudiese impartirles, ése no parecía ser el camino hacia una vida mejor. En esas conoció a un empresario chino, al que describe como déspota, putero y sobornador, que, sin embargo, estaba consiguiendo, con sus fábricas y generando empleo, darles a los trabajadores la opción de una vida mejor.

Ésa es la dicotomía que subyace en el artículo: todos conocemos los desmanes de la industrialización, los hemos tratado innumerables veces en este blog a propósito, sobre todo, de las ciudades inglesas durante la Revolución Industrial. Similares desmanes suceden en cada progresiva industrialización (la china ha sido un ejemplo, con sus múltiples casos de sobornos, corrupción y ciudades inundadas de smog), por lo que, por una parte, da miedo la que se pueda avecinar sobre África, sus habitantes y sus recursos ecológicos. Por otro lado, son precisamente esos cambios los que han generado nuestras sociedades actuales y, sobre todo, las ciudades tal como las conocemos, las urbes, metrópolis, megápolis, ciudades globales; no hablaríamos de Haussmann sin la producción de las fábricas ni de globalización, capital flotante o gentrificación sin la desterritorialización propiciada por las TIC.

De ahí el tono agridulce que usa la autora: porque, pese a que no le desea a ningún país ese trago, también es consciente de los progresos que puede llevar; y porque África es esencialmente distinta a China, como China lo fue a Europa, y porque la industrialización allí llevará a procesos distintos de resultado aún desconocido. Ésa es la parte fascinante.

Artículo extraído de aquí.

África, la próxima fábrica del mundo

Una investigación en cuatro países africanos concluye que China, deslocalizando sus industrias y financiando otras, está propiciando en África lo mismo que sucedió dentro de sus fronteras: la industrialización, lo único capaz de reducir significativamente la pobreza. Como lo fue China en el pasado, pronto será África la fábrica del mundo


África, la próxima fábrica del mundo
Trabajadores en una fábrica de alimentación en África (GCShutter)
Irene Yuan Sun

Irene Yuan Sun es consultora en Mckinsey y autora de “The Next Factory of the World”

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Sólo tengo 30 años, pero he sido testigo de una época en que las calles en China tenían atascos de bicicletas y no de coches. Tal ha sido la velocidad de la transformación del país, provocada por el auge de la fábrica china. En el cuarto de siglo transcurrido desde que me subí por primera vez a un coche, China ha pasado de producir un 2% de la producción manufacturera mundial a producir un 25%*.

Durante ese tiempo, el PIB de China se multiplicó por treinta, y fue posible sacar de la pobreza a 750 millones de personas, la cifra más alta jamás alcanzada en un único período de la historia del mundo. China pasó de ser más pobre que Kenia, Lesoto y Nigeria a rivalizar con Estados Unidos por el título de mayor economía mundial.**

Sin embargo, por impresionantes que sean esas cifras, para mí, las verdaderas señales de desarrollo son los pequeños detalles que sólo son capaces de apreciar quienes han tenido que vivir sin ellos. Mis favoritos: Sprite ya no se considera como un capricho extraordinario, sino un refresco cotidiano; la gente hace ahora cola en el aeropuerto y no se empujan ferozmente; los establecimientos disponen de papel higiénico en los aseos; y nadie piensa que subirse a un coche sea algo especial. Sigue leyendo «África, la próxima fábrica del mundo»