La ciudad de los 15′

“Este orden se compone de movimiento y cambio; y aunque estamos hablando de vida, y no de arte, podemos quizá, un poco caprichosamente, hablar del arte de formar una ciudad y compararlo con la danza. No una danza precisa y uniforme en la que todo el mundo levanta la pierna al mismo tiempo, gira caprichosamente y hace la reverencia en masa, sino un intrincado ballet donde cada uno de los bailarines y los conjuntos tienen papeles diversos que milagrosamente se refuerzan mutuamente y componen un conjunto ordenado.”

La cita anterior es de la página 85 de Muerte y vida de las grandes ciudades, de nuestra admiradísima Jane Jacobs. Ella llamará a este proceso el ballet de las aceras y hace referencia al devenir diario de una ciudad saludable, es decir, una ciudad donde su espacio público es de calidad y no un mero trámite que los ciudadanos deban recorrer en coche o transitando sus aceras vacías. Viene a cuestión esta cita por la propuesta que está desarrollando la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, basada en las observaciones del urbanista colombiano afincado en Francia Carlos Moreno.

La propuesta se denomina ciudad de los 15 minutos y, en esencia, propone que el día a día de los ciudadanos de París -por extensión, de toda ciudad- se lleve a cabo en una zona cuyo diámetro máximo sea el que se recorre a 15 minutos andando, en bicicleta o en transporte público. La excusa necesaria para la propuesta: el cambio climático, uno de cuyos factores principales es la movilidad de las personas usando el transporte privado, es decir, el coche. Y el momento perfecto: tras el confinamiento generado por el coronavirus, que ha puesto de manifiesta otras posibilidades, como las que ofrece el teletrabajo.

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En esencia, la propuesta no es otra que recuperar los barrios de toda la vida. Pero en estos tiempos de márqueting las ideas no se venden así, por lo que la ciudad de los 15 minutos se vertebra alrededor de tres pilares:

  • Cronourbanismo: Que el ritmo de la ciudad siga a humanos y no a autos.
  • Cronotopía: Que los metros cuadrados sirvan para muchas cosas distintas.
  • Topofilia: amar el barrio y hacer que nos guste vivir allí.

Dicho de otro modo: el cronourbanismo es seguir, por ejemplo, las propuestas de Jan Gahl en La humanización del espacio público: calles pensadas para peatones y no para vehículos, lugares donde sentarse y reposar, que inviten a ser transitados, llenos de otras personas; es decir, donde participar y observar el ballet de las aceras de Jacobs. La cronotopía es la diversidad de usos de Jacobs: que en cada calle existan dedicaciones múltiples: oficinas, comercios, colegios, bares y restaurantes; que estén a máxima capacidad a distintas horas, para que siempre haya gente, para que se mezclen los usos y los usuarios; para que el ballet tenga sentido y no sea un vulgar desfile militar donde todos marquen el mismo compás. El concepto de topofilia, sin embargo, es el que más nos cuesta de asimilar. Y volvemos a Jacobs para analizarlo.

La gente de una ciudad es móvil. Puede escoger cualquier cosa en toda la ciudad (incluso más lejos), desde un trabajo, un dentista, su ocio, los amigos, las tiendas, los espectáculos o, en algunos casos, las escuelas de sus hijos. Los habitantes de una ciudad no se encierran en el provincianismo de un barrio. ¿Por qué habrían de hacerlo? ¿La gracia de la ciudad no es la amplitud y riqueza de sus oportunidades? Ésta es precisamente la gracia de las ciudades. Más aún, esta misma fluidez de funciones y posibilidades de elección de los ciudadanos es precisamente el fundamente subyacente de la inmensa mayoría de las actividades culturales de una ciudad y de todo tipo de iniciativas.” (p. 147)

Dicho de otro modo: si vamos a habitar en un radio de 15 minutos… ¿para qué vivir en una ciudad?

La ciudad de los 15 minutos busca, en el fondo, una vuelta de tuerca al que ha sido el modelo imperante de gran parte del siglo XX, el racionalismo de Le Corbusier donde las zonas estaban separadas y las viviendas se convertían en grandes torres de hormigón cuyos cimientos quedaban deshabitados y carentes de espacio público, cedido al vehículo necesario para transitar de una zona a otra. En Estados Unidos se llamó suburbia, en Europa generó las ciudades del extrarradio y los grands ensembles franceses. Por ello, bienvenidas sean todas las propuestas que traten de devolver el espacio central de las calles a los peatones.

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Las propuestas concretas de esta iniciativa se traducen, según su promotor, Carlos Moreno:

La “ciudad de 15 minutos” en París comienza por hacer que las calles más importantes sean inaccesibles para vehículos de motor; convirtiendo las intersecciones actualmente obstruidas por el tráfico en plazas peatonales y creando “calles para niños” alrededor de las escuelas. Las calles peatonales o con tráfico reducido con vegetalización y diseño para estar allí, las calles para niños, sin tráfico automotor para prolongar las áreas de juego sin peligro y favorecer la actividad y encuentro físico. La escuela pública, un elemento estructurante de la República francesa, será la capital del barrio, como vector de transformación. Abrir las escuelas los fines de semana para transformar su uso, la creación de kioscos ciudadanos de proximidad como referentes de la presencia municipal, los platos artísticos, que pueden ser fijos o móviles para integrar la cultura urbana de proximidad, abrir la alcaldía con salas abiertas como lugar de estudio y encuentro, complementarias de los horarios de bibliotecas, el acompañamiento a las personas de tercera y cuarta edad para mejorar sus condiciones de vida, los centros Social Sport Club mezclando vida social y deportiva, el apoyo a los comercios de barrio con la creación de un establecimiento municipal gestionando su catastro y propiedad, un servicio municipal de policía sin armas letales, con paridad de género y formación para mediar y estar presente…

Motivos para estar a favor:

  • bienvenida sea toda promoción del espacio público;
  • peatonalización de arterías ahora entregadas al vehículo privado;
  • redes de proximidad;
  • iniciativas como huertas urbanas o comercio local, con capacidad para diluir la potestad globalizadora del capital y para crear redes sociales entre vecinos;
  • redescubrimiento de la zona donde uno vive.

Y otros que la iniciativa no tiene en cuenta:

  • sólo afecta a los residentes en la ciudad; ¿y todos aquellos que se desplazan a ella para trabajar, estudiar, disfrutar de su ocio?
  • por ahora sólo se centra en servicios públicos; pero los ciudadanos suelen desplazarse por motivos laborales o de ocio; ¿se va a incentivar a las empresas para que descentralicen sus sedes?
  • ¿qué sucede con los barrios centrales de las ciudades, cedidos al flujo de turistas?
  • Ojo a las posibilidades de gentrificación creciente que suponen estas iniciativas: espacio público de calidad supone aumento del precio de las viviendas en la zona.

Recreando los vínculos urbanos de proximidad, queremos favorecer toda clase de servicios que tienen una presencia física y representan una actividad económica y al mismo tiempo, son lugares de vida. Librerías, mercados, comercios, panaderías, toda clase de comercios, serán apoyados. La ciudad de París tiene una agencia que maneja su patrimonio inmobiliario dedicada a los comercios y actividades de servicios de proximidad, que será ampliada y reforzada para darle mayor impacto y amplificar estos servicios accesibles a los 15 minutos.

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