TAW (V): Human Resources: Commodities, Consumers, and Product

Quinta lección de este curso sobre el Imperio Asirio impartido por Karen Radner que, todo sea dicho, estoy disfrutando como un enano.

Ciudadanía asiria. En el Imperio Asirio coexistían dos tipos de habitantes: los de las provincias, dirigidas por gobernadores, y los de los estados clientes, cuyos gobiernos aceptaban la soberanía asiria. Sólo los primeros estaban considerados verdaderos asirios. Una forma de ver quién era asirio y quién no era saber quién participaba de las ofrendas al dios Assur en su templo de la ciudad de Assur. Existía toda una serie de personas, algunas a jornada completa, otras que tenían otras profesiones pero participaban puntualmente, que formaban parte del ritual diario de ofrendas al dios: se le preparaban grandes comidas suntuosas con alimentos llegados de todas partes del Imperio. Parte del trabajo de los gobernadores de las provincias, de hecho, era asegurarse de que pequeñas cantidades de los principales alimentos generados en su zona llegaban al templo para participar en la ofrenda. Los platos se le ofrecían al dios entre música y celebraciones; la estatua, creían los asirios, consumía estos alimentos mediante su olor. La segunda parte del ritual de la ofrenda consistía en compartir las sobras entre la comunidad; teniendo en cuenta que el dios sólo había consumido el olor, las sobras eran el plato entero… algo más frío. Tanto la preparación de la ofrenda como la consumición en comunidad de las sobras eran parte del ritual.

Cuando la capital se trasladó, el ritual se siguió llevando a cabo: las sobras se transportaban hasta la nueva capital (fuese Kalhu o las que la siguieron) y hasta las provincias, donde los gobernadores las consumían en nombre de la ciudad y sus ciudadanos. Las sobras, tras tan largo viaje, no llegaban en el mejor estado posible; pero consumirlas no era una experiencia gastronómica, sino un servicio que prestaban los representantes a la comunidad, una comunión simbólica: todos aquellos que comiesen del festín participaban de la protección que ofrecía el dios.

Cuando se anexionaba una provincia al Imperio, sus ciudadanos pasaban a ser considerados asirios, esto es, servidores de Assur, y se les imponían unos impuestos a pagar (normalmente, animales o productos de la tierra) para mantener la comunidad del dios, así como unos días de servicio en su templo (aunque hay constancia de que en el siglo VIII a. C. se podía evitar este servicio mediante un pago).

Gradualmente, sin embargo, este aspecto religioso fue quedando algo de lado, a medida que el Imperio se extendía, y a finales del siglo VIII uno era simplemente asirio si pagaba impuestos al rey y aceptaba su soberanía.

La mujer asiria. Ya hemos comentado algo del estatus de la mujer en Asiria. Solían casarse muy jóvenes, entre 121 y 15 años, con maridos a menudo el doble de su edad. Dada la gran cantidad de niños y mujeres que morían durante el parte o poco después, la mujer se pasaba la mayor parte de su vida adulta embarazada, hasta llegar a una edad en la que ya se las consideraba viejas, hacia los 30 y pocos. A esa edad, si sobrevivía a todos los partos, normalmente el marido moría y ella pasaba a ser la suegra y madre de un nuevo esposo (recordemos: los hijos se casaban al heredar, lo que sólo sucedía tras la muerte del padre), teniendo un lugar de honor en la casa.

En el caso de que la mujer no fuese fértil, existían opciones. Por un lado, se contemplaba el divorcio, que podía solicitar tanto el esposo como la esposa; pero a menudo esto implicaba duplicaciones de dotes y similares, lo que en una familia modesta no importaba mucho, pero en una acomodada sí, así que trataban de evitarlo. Existía también la opción de adoptar niños; teniendo en cuenta que las casas acomodadas solían estar llenas de esclavos, y que a menudo eran familiares directos, pues los hombres de la casa a veces tenían hijos con las esclavas (que no eran legítimos, pues no eran hijos de la esposa), a menudo eran una buena opción. La esposa tenía que aceptar la adopción y acoger al niño como si fuese suyo; a menudo ellas mismas escogían a la mujer que iba a tener los hijos de su esposo. Esto no era algo exclusivo de Asiria, se explica también, por ejemplo, en la Biblia, y simplemente viene dado en una sociedad con cierta opulencia donde es importante pasar los bienes a las siguientes generaciones y que sigan perteneciendo a la familia.

Como la mayoría de fuentes que se usan son documentos legales, tratan más a menudo de familias pudientes, por lo que gran parte de la sociedad media o incluso pobre queda más en las sombras. Se sabe, sin embargo, que ser mujer pobre y soltera en Asiria no debería ser agradable, pues no tenían permitido acceso ni al sexo ni la maternidad. Existían, sin embargo, las «hamirtu», aunque no se sabe bien cómo traducir la palabra: ¿prostituta, mujer que tiene un hijo sin estar casada, madre soltera…? A menudo solían entregar a sus hijos a los templos, lo que significa que las familias rechazaban a ese niño; sin embargo, entregarlo al templo era un gesto de honor, significaba desprenderse de un bien que podía generar beneficios (no existía ninguna máquina tan potente para el trabajo como una persona, por lo que era renunciar a un bien familiar), comparado a, por ejemplo, dejarlo solo en la ciudad para que muriese… El tema no queda claro.

Y luego estaban las mujeres que formaban parte de la corte. Existían cantantes, músicas, mujeres que animaban con su presencia la vida en la corte. A menudo vivían en grupos, y se sospecha de cierta comunidad étnica entre ellas (como si se formasen grupos entre ellas en función de su procedencia). Lo que nos lleva a las mujeres de la familia real. La reina tenía hijos e hijas; los primeros eran futuros candidatos a rey, por lo que se los dejaba crecer y matarse entre ellos; pero las mujeres podían acabar convirtiéndose en la futura reina (sólo las de sangre real podían ser reinas), por lo que se las mantenía en la corte bajo el dominio de la actual reina. Dedicaban sus días a coser y tejer; de hecho, eran tantas, y su labor tan buena, que formaban una parte importante de la economía de la capital. La reina, al igual que el rey, tenía su propio sello, en este caso con un emblema en forma de escorpión. En nuestra cultura es algo negativo, pero para los asirios era visto como un ser positivo: la hembra del escorpión monta a sus crías a sus espaldas y los protege con ferocidad, por lo que era un símbolo de maternidad y protección (lo que nuestra cultura asociaría, por ejemplo, con una leona y sus cachorros).

A medida que el Imperio crecía y absorbía otras culturas, se abría a nuevas formas. Por ejemplo, el rey Esarhaddon conquistó parte de Egipto en el 670 a. C. y llevó a muchas familias de la zona (el actual Cairo) a otros lugares de Asiria, incluida Assur. Extrañamente, allí las mujeres tuvieron un rol mucho más prominente que el de las mujeres asirias, probablemente porque en Egipto tenían mayor consideración: existen registros de transacciones comerciales llevados a cabo con mujeres egipcias, de mujeres egipcias como titulares de negocios… Además, las familias egipcias no quedaron reducidas a un gueto, sino que vivían por toda la ciudad. De nuevo, sin embargo, recordemos que sólo quedan registros de las familias acomodadas, por lo que no tenemos certeza de cómo sería la vida de los inmigrantes de clase media o baja.

Gestión de la población. La mano de obra humana era el mayor bien existente en el Imperio (como en todas las culturas preindustriales), por lo que su situación era algo que interesaba en gran medida a las autoridades. Se constata que hubo, almenos, durante 250 años, cerca de 4.4 millones de deportados, es decir, personas trasladadas de un lugar a otro del Imperio.

deported
Lista de deportados en función del rey. Además, claro, lista completa de los reyes, uno tras otro ^^

Se puede usar el término «gestión de población», que suena algo mejor que deportaciones, pero se trataba de un estado tan absoluto que tenía derecho a decirla a la gente dónde debía vivir. El Imperio valoraba enormemente a sus ciudadanos, considerados como su mayor activo; el hecho de que los pudiese trasladar no era un castigo, sino una forma de invertir ese activo donde fuese más productivo.

movimientos

Ponemos un ejemplo: tras la conquista de Samaria, en el 722 a. C., muchos de sus ciudadanos fueron trasladados a los puntos verdes del mapa (Guzana, Dur-Sharrukin, entonces la capital, recordemos, recién fundada por Sargon II) y en cambio otras habitantes de Babilonia, Sippar, Cutha, Hamat (puntos rojos) fueron trasladados a Samaria, para repoblar la ciudad.

movement.jpg

Y todo este movimiento, tan costoso y difícil de organizar, ¿para qué? Pues para garantizar que las personas más educadas y cultas y capaces del Imperio viviesen cerca de la capital (entre Assur, Kalhu y Dur-Sharrukin, luego también Nínive, el corazón del Imperio) y pudiesen usar sus capacidades para servir máximamente al Imperio.

Hubo una excepción: la conquista de Egipto. De allí sólo se llevaron a miles de ciudadanos (de Memphis, en el delta), pero no devolvieron a ningún otro de otras partes del Imperio, porque nunca se llegó a considerar Egipto como una provincia del Imperio. Esto contrasta con las provincias del Imperio, donde se intentaba que no quedasen lugares despoblados.

Historia de Asiria. La nueva capital es Nínive, donde gobierna Sennacherib, hijo de Sargon II (que fundó Dur-Sharrukim pero las cosas no fueron bien). En el 981, con su hijo Esarhaddon en plena campaña en Anatolia, dos hijos rebeldes de Sennacherib tratan de lograr el trono y lo matan. Esharhaddon vuelve con el ejército y reconquista Nínive, pero los hermanos huyen a Urartu, donde consiguen asilo de los enemigos de Asiria.

Esarhaddon es el nuevo rey, asistido por su reina Ešarra-hamat y por su madre Naqia. Pero en el 674 muere su esposa, algo tan inesperado que hasta se encuentran fuentes fuera de Asiria comentando el hecho.

Parece que algo así tocó tan a fondo a Esarhaddon que empezó a reflexionar con qué sucedería tras su muerte, y decidió formar una alianza para ligar la sucesión, que incluía a todos los estamentos de la sociedad, a la reina madre y a dos de sus hijos: Assurbanipal, que fue nombrado príncipe de Asiria, y su hermano Šamaš-šumu-ukin, que fue nombrado príncipe de Babilonia. A diferencia de como había sido hasta ahora, Esarhaddon no quería que el rey de Asiria continuase siendo a la vez rey de Babilonia, prefería separar los dos cargos.

El pacto se impuso en 672, y tuvo éxito, tanto que, a lo largo de los siguientes años, se levantaron templos en honor de la alianza, como si fuese una deidad. Los hijos se convirtieron en respectivos reyes de Asiria y Babilonia; pero la paz no duró mucho tiempo.

Assurbanipal (o Ashurbanipal) era un gran erudito, conocedor de misterios arcanos y amante de la cultura. No solía viajar con los ejércitos, prefería quedarse en la capital y rezar por la victoria (aunque no tenía problemas en colocarse en primera fila de la procesión cuando retornaban victoriosos). Conquistó Egipto y después iba hacia Elam, que se había alzado en rebelión, pero entonces Babilonia también se levantó, pues estaban hartos del enorme papel que el rey de Asiria se otorgaba a sí mismo en el reino de Babilonia.

Durante cuatro años hubo guerra entre hermanos, una guerra larga y sangrienta, que diezmó enormemente Babilonia; finalmente, Assurbanipal venció (y se supone que su hermano se suicidó al ver Babilonia derrotada), y siguió reinando durante muchos años, cerca de 40. Sin embargo, aunque fue un gran estratega político, dejó el Imperio algo tocado por tantas batallas y por la cruenta guerra civil. También dejó otra herencia, por la que es conocido: una enorme biblioteca, ya que enviaba a miembros de la corte por todo el Imperio en busca de conocimientos, papiros, tablillas… que coleccionaba en su capital.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s