Seguimos con el curso de Cities are back in town: Sociología Urbana para un Mundo Globalizado, de Patrick Le Galès. En esta cuarta semana, con el modelo de ciudad industrial y marxista.
Proceso de urbanización industrial y cambios urbanos. Hay que tener en cuenta dos aspectos en relación al modelo de ciudad industrial:
- se trata de un proceso urbano, no siempre ligado a una ciudad;
- toma distintas formas, incluyendo pequeños pueblos urbanos, regiones enteras urbanizadas en torno a una empresa o incluso conurbaciones.
En Inglaterra el fenómeno se dio más en ciudades concretas, mientras que en el continente supuso un proceso de concentración y creación de nuevos centros urbanos (por ejemplo, en Cataluña se dieron a lo largo de los cauces fluviales).

Dos oleadas de industrialización. La primera fue con la llegada de la industrialización y la necesidad de extraer materias primeras (sobre todo la minería), y no se dio especialmente en las ciudades más grandes, sino en las zonas ricas en recursos. La segunda oleada, hacia finales del XVIII, vino dada por la evolución en los medios de transporte (el ferrocarril) y se concentró en las grandes ciudades ya existentes, sobre todo en las capitales.
Por primera vez, los países se volvían mayormente urbanos, incluso los que no lo habían sido, como Inglaterra.
La creación de la ciudad industrial como una estructura social. El modelo clásico de ciudad industrial corresponde, por ejemplo, a Liège en Bélgica, Bonn en Alemania, Saint-Étienne en Francia o Middlesbrough en Inglaterra. Se caracteriza por:
- un proceso de urbanización rápido, impulsado por el proceso de industrialización;
- el desarrollo económico que conduce a un aumento del fenómeno migratorio para suplir las demandas del mercado laboral;
- la creación de una clase trabajadora, con pésimas condiciones de vida, explotación de la fuerza laboral, trabajo infantil, condiciones precarias de alojamiento, malas condiciones de trabajo y desarrollo anárquico del proceso de urbanización para responder a las necesidades de los empresarios;
- la creación de la burguesía, quien controla los medios de producción pero también invierte en las tierras, el entorno edificado, y la creación de una clase media alta;
- la presencia de una fuerte segregación social;
- el orden social, organizado por las élites de autoridades públicas: coaliciones de crecimiento entre las élites económicas, el gobierno y la policía, la seguridad, el conflicto social y lucha de clases;
- a veces, además, este modelo no se crea de cero, sino que toma forma en ciudades con su propia historia, añadiendo una capa más de conflicto y enraizándose de distintos modos en función de la configuración de la ciudad original (conflictos preexistentes entre católicos y anglicanos, por ejemplo).
Ciudades industriales fuera de Europa, Chicago toma la delantera. Hasta la primera década del siglo XIX, la población urbana de los EEUU era pequeña y constituía menos del 10%. Pero el éxito de los empresarios norteamericanos provocó el surgimiento de los procesos de industrialización y urbanización.
El desarrollo en los EEUU reflejó, en muchos aspectos, las mismas tendencias y efectos de las fuerzas sociales desencadenadas en Europa Occidental. Por ejemplo, experimentamos el mismo proceso de revolución industrial que se extendió por los países europeos a finales de los siglos XVI y XVII, y que incluso contribuyeron significativamente a sus avances tecnológicos. Sin embargo, y a pesar de sus vínculos estrechos con el Viejo Mundo, el proceso de construcción de ciudades en los EEUU exhibió varias características que lo diferencian del proceso de urbanización en otras partes del mundo. Estas incluyen: 1) la ausencia de muros o fortificaciones alrededor de las ciudades; 2) el desarrollo de bienes raíces como un componente principal en la economía del capitalismo; 3) la ideología de la privatización, que limita el papel del estado y enfatiza los logros individuales como base de la comunidad; 4) la inmigración extranjera a gran escala y el traslado masivo de la población hacia las ciudades; y 5) la dispersión regional de las metrópolis. La innovación tecnológica más importante entre los años 1830 y 1920 fue el desarrollo en conjunto de los rieles de acero y la locomotora a vapor, lo cual perfeccionó el transporte a largas distancias para el comercio, recursos y personas. Como consecuencia de estas mejoras, algunas ciudades como Nueva York y Baltimore prosperaron, mientras que Boston y Filadelfia decayeron. Además, las conexiones con las regiones internas de los EEUU en la década de 1930 ayudaron al crecimiento de ciudades cercanas a los Grandes Lagos Centrales como Chicago, Detroit y Cleveland, las cuales también prosperaron debido al tráfico exitoso de trenes y botes a los puertos la Costa Este. (The New Urban Sociology, Gottdiener and Hutchison, 2011, p. 85).
Los hechos diferenciadores en Estados Unidos fueron la no existencia de límites para sus ciudades (Europa tenía unas murallas y una historia que sacudirse) y que la inmigración llegó, sobre todo, de otros países, en vez del propio país. Chicago fue el ejemplo paradigmático: aprovechando la confluencia que le permitía estar en el centro de una red de ferrocarril que la acercaba a las materias primeras, pasó de grandes mataderos a tractores y finalmente a la industria del acero.
El caos de empresas industriales y mataderos ocasionó una gran contaminación sonora, del río, del agua y también la presencia de humo. Los sindicatos y pandillas organizaron a la población, y dieron paso a distintas oleadas de violencia.
Chicago estuvo también caracterizada por la agresividad de desarrolladores privados, una sociedad más abierta con menos instituciones antiguas, violencia en contra de afroamericanos, conflictos entre inmigrantes, y una cultura urbana estadounidense muy particular que combinaba todo estos elementos.
Métodos y variables del modelo marxista de algomeración industrial. El proyecto intelectual de Marx consiste en desarrollar herramientas que le permitan entender el proceso masivo de urbanización del siglo XIX, pero las ciudades no son un factor importante como tal: le interesaban los procesos sociales a gran escala, y las ciudades eran sólo los lugares donde se organizaba el sistema capitalista de ciudades que supuso la división del trabajo.
Las ciudades son el resultado de los imperativos del sistema productivo y su división del trabajo. Como argumentaba David Harvey en La urbanización del capital, Marx no daba tanta importancia al espacio como al tiempo, sin tener muy en cuenta las diferencias geográficas. El materialismo histórico se creó para estudiar las transformaciones históricas, pero no tuvo en cuenta que el capitalismo genera su propia geografía.
Marx desarrolló su teoría para entender los cambios históricos en el tiempo basándose en el puntal del modo de producción y las relaciones asociadas a él, por lo que la historia se considera como la historia de la lucha de clases en un particular modelo de producción, y la urbanización es un proceso social a gran escala explicado por el capitalismo industrial.
Por ello, el modelo de ciudad marxista se caracteriza por:
- primero se consideran los estados, y los espacios urbanos, las ciudades entre ellos, son el resultado de las necesidades del totalitarismo industrial y de las dinámicas del proceso de acumulación;
- segundo, la ciudad industrial se estructura a partir de desigualdades generadas por el modelo de producción capitalista y la lucha de clases;
- tercero, las políticas públicas operan bajo los interesas de la burguesía dominante; las desigualdades, la violencia, el crimen, la clase obrera está dominada por la violencia del Estado y sus medios de dominio;
- cuarto, la expansión de la ciudad industrial se explica mediante la especulación: la imposición de la burguesía de la carencia de vivienda o infraestructuras como forma de control.
Interpretación marxista de la ciudad industrial. Marxism and the City, Ira Katznelson:
En primer lugar, el hogar dejó de ser el principal lugar de producción y fue reemplazado por la fábrica. En segundo lugar, ciertas zonas de la ciudad se especializaron en sus funciones, para uso residencial o para la producción industrial. En tercer lugar, las zonas residenciales se volvieron más homogéneas y a la vez se convertían en un signo de distinción. El proceso de industrialización ejerce un impacto sobre la morfología urbana (por ejemplo, los nuevos sistemas de transporte), pero también sobre la vida diaria. «Para los trabajadores, la separación del trabajo y el hogar hizo posible el desarrollo de una cultura de clase trabajadora en sus vecindarios. Una cultura independiente, delimitada geográficamente e institucionalmente rica. (p. 15).
Ciudades marxistas después de Occidente y el modelo de ciudad industrial. A finales de abril de 2013 se derrumbó el edificio Rana Plaza, de 8 pisos, casi en ruinas, en la comunidad de Savar, en las afueras de Daca, Bangladés. Murieron 1.100 trabajadores textiles, aproximadamente, y otros 2.000 resultaron heridos. Ese hecho puso de manifiesto las terribles condiciones laborales que se sufren en determinados países, con salarios muy bajos, a menudo rozando la esclavitud, jornadas larguísimas y condiciones miserables.
La ciudad de Daca es un ejemplo de ciudad industrial vigente hoy en día. Con 15 millones de habitantes, conviven una burguesía pudiente, poseedora de la tierra y los medios de producción, creadora de centros comerciales donde consumir lujos y productos europeos junto a una clase obrera en condiciones similares o peores que las de Manchester en pleno siglo XVIII.
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